Me escribes cartas desde el desierto, postales requemadas con fotos descoloridas. «Estoy tan sola, estoy tan lejos. Me he perdido y he encontrado mi pie derecho enterrado en la arena. Estaba frío. He mordido unas semillas que encontramos en el bolsillo del guía. Eran negras y pequeñas y me recordaron a tus ojos. Sabían a pimienta, pero apagaron mi sed. Yo quería la sed para pensar en ti. Ya no me quedan semillas y por eso vuelves a mi pensamiento. Cuando regrese te llenaré la garganta de pimienta para que puedas olvidarme».
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El nombre bien traducido de la Isla Decepción sería Isla Engaño.
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«Estás en todas partes/ y debo poner un límite» dice Natalia Litvinova. Sobre el pecho, o sobre la frente, arde el sello de la nostalgia por la amiga de la infancia. La amiga a la que, de pronto, un día recuerdas y buscas en internet. Tiene un nombre y apellido comunes y aparece múltiples resultados, pero tú la reconoces enseguida, entre cincuenta rostros extraños. Y tiras del hilo y observas su vida por el agujerito que ha dejado abierto. La miras en silencio y no te atreves a hablarle. Su presencia virtual ha reavivado aromas, tactos y dolores, historias que se ocultaron, preguntas sin respuesta. Cómo brilla esa nostalgia, cómo quema sobre el pecho. Escribes enfebrecida un montón de poemas para ella.
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62°57′30″S 60°38′30″W
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Tu cabeza ígnea: un fantasma calcinado que camina sobre un puente de madera. Cenizas de una guerra que nadie llama así. Pienso en Gaza, en Hiroshima, en Pyong Yang, en el blitz. Deja a un lado el asco y que el vómito de la europaunida se seque sobre la alfombra. Después quemaremos la alfombra, quemaremos europa, quemaremos las cadenas de noticias. Tu cabeza una zarza ardiente en lo alto de un monte que mira a dios como si fuese el luminoso de una gasolinera. A través del desierto llega la luz apagada del mundo civilizado hasta tus manos. La recoges y la elevas hasta tu frente. Allí arde de nuevo todo lo que no podemos cambiar y detestamos.
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Las cúspides de las pirámides eran de piedra caliza o granito negro, cubiertas de oro. O de cristal de cuarzo en estado puro. Brillo o transparencia. ¿Qué se acerca más a tu verdad? Descubre qué tipo de piramidión eres según tu signo de zodíaco.
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El equidna es un animal de cuerpo compacto con largas púas. Cuando se defiende, se transforma en cactus. Es un mamífero que pone huevos. Es probable que reciba su nombre de una confusión entre los nombres en griego antiguo de la ninfa Ἔχιδνα [‘ekhidna] “víbora” mitad mujer mitad serpiente, y ἐχῖνος [ekhînos] “erizo, erizo de mar”. Equidna, madre de monstruos, alumbró numerosa prole con naturaleza feral de perro, serpiente, león, águila o cabra.
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El engaño es una isla volcánica solitaria y uno de los tres volcanes de la región antártica en donde se han observado erupciones. Recientemente se han producido episodios en 1992, 1999 y 2014-2015. El engaño es uno de los destinos turísticos más importantes.
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Jökulhlaup es un término islandés usado para describir los eventos violentos producidos por el contacto entre las erupciones volcánicas y los glaciares que conllevan a la creación de enormes inundaciones, y el desprendimiento de bloques de hielo que —junto con el material derretido— constituye un importante medio de erosión y de transformación del paisaje geográfico.
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Voy a subir de nuevo al monte sagrado y encontrar los rescoldos del sacrificio. Aquí vino dios a hablarme o eras tú la que hablabas conmigo o tú con dios y yo era sordociega. Comunícate conmigo sobre la palma de la mano. Que sea estigma la palabra que dejas sobre la piel. Pronuncia directamente las palabras en mi boca.
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Quizás cuando alguien te decepciona es porque has estado algún tiempo antes engañándote a ti misma.
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En los alrededores de esa isla hay peces abisales que poseen una proteína que impide que se les congele la sangre, lo cual no quiere decir que sean de sangre caliente.
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El relámpago y el rayo como pájaros-ascua. Ella como rayo y relámpago cayendo sobre mí y quemando la tierra, atravesando el tronco grueso de los árboles, incendiando las raíces. Así es como empieza, así es como me quema la planta de los pies, ella desde arriba arrojándose hacia mí y yo recibiendo la descarga de su cuerpo, cálido y pleno, hinchado y venoso, desgranándose en chispas sobre mi vientre.
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Se ha descubierto que el equidna hiberna como medida de supervivencia ante los incendios forestales. En ese estado puede reducir su temperatura corporal, lo que le permite soportar las altas temperaturas externas.
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A mí solo me arden las manos.
¿Se puede escribir sin poner tanta pasión como tú despliegas? ¿Se puede o no se puede?
Ay, Luz. Gracias siempre. 💖