Nadie sabe cómo es Jorge porque nunca cuelga fotos suyas en las redes ni conecta la cámara en cuando imparte sus clases. Solo hemos visto fotos suyas de niño. Me descargué una de esas fotos y la metí en un programa que tienen en el curro que utiliza IA para transformar imágenes de niños en adultos. Creo que la usan para buscar desaparecidos. El caso es que ahora tengo una imagen de cómo es Jorge ahora. Un señor de mediana edad de lo más normal con un jersey rojo. Yo creo que al natural no debe de ser tan normal. Seguro que tiene algún tic o se le va un ojillo.
Así que esta mañana he ido a desayunar al Vips a ver si me lo encontraba. En realidad no estoy segura de si vive en mi ciudad, pero aún así, un día a la semana escojo un Vips y voy allí a desayunar. Hoy solo había una señora muy mayor que llevaba unos pendientes largos con perlas en forma de lágrima, unas gafas de concha redondas, un jersey de cuello alto verde y un abrigo de peluche que en algún momento fue blanco. Era una Iris Apfel de marca blanca.
Me he pedido unas tostadas francesas y un café con leche. Me han traído el café en una taza enorme, como de hotel, de esas con el borde gordo que hacen que se derrame todo porque tienes que separar demasiado los labios al beber. En esas tazas el café me sabe demasiado a leche y nunca está lo suficientemente caliente. Justo cuando, al al notar el sabor a vaca me ha subido la primera arcada, ha entrado un hombre con jersey rojo y se ha sentado enfrente, a dos mesas de distancia. Tenía el pelo oscuro y rizado y cuando ha mirado al camarero que le tomaba nota, el ojo derecho se le ha desviado un poco. Me ha dado un vuelco el corazón.
He esperado a que le trajeran la comanda antes de acercarme. Quería pillarle con la boca llena para que tardase un poco más en contestar a mi pregunta y tener más tiempo para observar sus facciones mientras me mentía a la cara al decirme que no era él. El hombre me ha mirado con la boca llena de patatas fritas untadas en yema de huevo. Había pedido un desayuno inglés con huevos frito en lugar de revueltos.
Típico de Jorge.
Fantasía escritora… todos queremos ver a Jorge y al mismo tiempo no. O verlo con la boca llena.
Por supuesto esta "escena real" sólo podía ocurrir en un VIPS, mi no-lugar aséptico preferido del planeta. Desde meriendas con mis compañeras del equipo de baloncesto de mi juventud, hasta resacas sandwich club, pasando por el desayuno completo que me metí antes de que me operaran de miopía y los actuales platos que me tomo todos los domingos al salir de la matinal del cine.
En el fondo la no-imagen de Jorge me da envidia, el cyberpunk llevado hasta sus últimas consecuencias.